La vida en Salobral
allá por la mitad del siglo pasado giraba para sus habitantes en torno a la
agricultura y la ganadería. En el campo y con el ganado trabajaba la inmensa
mayoría, y en este sentido en invierno que si siempre ha sido muy duro, en
aquella época era mucho más, ya que no disponían ni de luz eléctrica, y el frio
había que combatirle a base de una gran lumbre que se hacía en la cocina. Las
noches eran muy largas y para amenizarlas a la luz de un candil se leían
novelas en torno a esa gran lumbre que
rodeaban en semicírculo todos los miembros de la familia que por entonces era
muy numerosa. El trabajo en el campo en esa época del año era casi nulo ya que
las grandes heladas impedían labrar la tierra y los hombres de Salobral, igual
que otros de los pueblos limítrofes se las ingeniaban para hacer algo que
pudiera ayudarles a ganar algún dinerito y todo el invierno se dedicaban a ser
tratantes de ganado, es decir que, compraban ganado en los mercados que había
la provincia que eran los siguientes: el lunes en El Barco, el martes en
Piedrahita, y el miércoles en Villatoro y después los vendían en Ávila donde se
celebraba el mercado el viernes de cada semana. Por lo general el ganado que se
compraba en estos mercados, eran novillos y vacas que después se utilizaban
para labrar la tierra, pero que había que educarles para que cumplieran con ese cometido y después se
vendían a muy buen precio ya educados en el mercado de Ávila, donde acudían
muchos agricultores para comprar esos animales ya preparados para desarrollar
esas tareas agrícolas. El ganado por entonces no se transportaba como ahora, ya
que en aquella época casi no existían
los camiones y se llevaban andando de un sitio para otro, así desde el Barco y
Piedarahita venían conducidos por los “arreadores” que desde el sitio de origen
venían repartiendo animales por los pueblos del Valle Ambles, estos
“arreadores” eran hombres que se dedicaban a este menester y eran pagados por
los propios tratantes aportando cada uno según el número de animales que había
comprado a cada uno.
sábado, 3 de marzo de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
EL LOBO EN EL VALLE AMBLES
Siguiendo con las historias de lobos en todo el Valle Ambles y de manera
muy significativa en Salobral a principio y mediados del siglo pasado era muy frecuente
ver por los pueblos de la comarca como se paseaba a lomos de un burro un lobo que habían
capturado y dado muerte en algún pueblo de la sierra. No solo se capturaba a los lobos adultos sino
que también se capturaba alguna cría de lobeznos y que igualmente se les paseaba
por los pueblos del Valle donde a los que habían conseguido su captura, eran
obsequiados con prebendas por los ganaderos agradeciéndoles el servicio
prestado en defensa de sus ganados. Esta política de persecución del lobo fue
tan intensa que, llego un tiempo en segunda mitad del siglo pasado que prácticamente
hizo desaparecer a este animal salvaje tan
defendido por unos y tan denostado por otros, con la satisfacción de los
ganaderos que prácticamente se olvidaron
de los ataques que en años anteriores sufrieron con tanta frecuencia. A partir
de ahí, observando que casi no quedaban lobos en nuestra sierra, el gobierno de
turno declaró a el lobo como especie protegida
y fue entonces cuando en unos cuantos años se ha multiplicado de tal manera que
hoy en la actualidad los ganaderos vuelven a tener problemas con los ataques
que reciben en sus rebaños. La situación actual es complicada, por una parte
los defensores de los animales claman al cielo en defensa del lobo, mientras los
ganaderos no claman menos, ya que ahora están
sufriendo bajas en sus rebaños que ya tenían olvidadas. Todo el mundo tiene
derecho a vivir, pero para que vivan unos no deben de pagarlo los otros, los
ganaderos no deben de tener nada en contra de los lobos que no sean las pérdidas
que les ocasionan; y así debería de ser el Estado el que cargara con las
perdida que los lobos ocasionan los ganaderos.
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